Decía Teilhard de Chaldrin que, en la escala de lo cósmico, solo lo fantástico tiene posibilidades de ser verdadero. Y tan proverbial resultó ser su reflexión que son, hoy ya, un buen número de físicos –hemos escrito "físicos", si- los que han incorporado dentro de su vocabulario palabras como "supercuerdas", "agujeros de gusano", "mundos paralelos"... La mecánica cuántica y la relatividad parecen demostrar el fracaso del orden mecanicista y explican que nuestro universo, tan inconmensurable como nos parecía y sin que apenas hayamos comenzado a descubrirlo, sería como una "burbuja" coexistiendo con otros universos.

La sola idea de un "multiverso", incrustado dentro de "once dimensiones", y mostrando unas realidades moldeables y, por supuesto, más complejas de la que perciben nuestros limitados sentidos, nos obliga a desplegar nuestra mente, no digamos nuestra imaginación... La "vida" podría ser "sueño" y los "sueños, "realidad", y todo cuanto nos sucede podría ser oasis ficticios de una conciencia, la nuestra, que está en otro lugar... Y es que algunas cosas no son como nos parecen: Hace mil años creíamos que nuestro universo terminaba en Saturno. En el mundo material las cosas están separadas espacialmente, pero nosotros no lo hemos sabido hasta hace poco porque percibimos su solidez.


Legendaria Avalon, sumergida en brumas y maravillas, isla del reino de las Hadas, del helénico Jardín de las Hespérides, el lugar donde son portadores de eternidad, Arturo, Morgana o Merlín; donde habita escondido de los hombres el Santo Grial... Mítica Avalon, al igual que Shambala o Agarta, lugares mágicos por excelencia, lugares de paso a universos prohibidos . Tal vez, algún día, tus brumas se disipen y podremos acceder a la realidad. ¿Pero qué realidad? No lo sabemos. Quizás no lo sepamos nunca. Hoy, de momento, hay quien piensa, físicos incluidos, que el Universo está empezando a parecerse más a un gran pensamiento que a una gran máquina.

lunes, 12 de julio de 2010

2010, Odisea de Campeones.



Nos creíamos que nos moriríamos sin ver esta imagen, pero no será así. El fútbol sigue siendo una excusa para ser felices.

Manuel Capella

domingo, 20 de junio de 2010

lunes, 10 de mayo de 2010

PATENTE DE CORSO: Zapatero/Rajoy



No puedo anteponer a sus nombres, algunas de las siguientes palabras: queridos, admirados, amigos, respetables, etc. No me salen de la mente y los adjetivos que se merecen, no puedo ni quiero escribirlos.

No quiero perder la oportunidad de darles mi más sincera enhorabuena por sus brillantes trayectorias políticas.

En el 2004 llegaron a la elite política, después de unos trágicos, lamentables y horrorosos atentados en Madrid. Cuando el PSOE ganó las elecciones, uno Presidente del Gobierno, y el otro Líder de la oposición.

Aunque sea difícil, han conseguido romper la unidad democrática de España, tras la transición. De nuevo hay dos España, que como entonces, no se aman. Hemos vuelto a finales del Imperio Español del siglo XIX, época en la cual en el Imperio de España no se ponía el sol, y ya nos las tuvimos que ver con filibusteros, piratas, asaltantes de caminos e indocumentados de toda clase y condición, los cuales estaban pendientes de nuestros galeones que cursaban el mar océano con las panzas llenas del oro que se extraía de las americas, con el sudor de miles de esclavos y que servían para pagar las guerras y las inútiles vidas de personajillos de la mas alta alcurnia, los cuales, como en la actualidad, viven ajenos a cualquier atisbo de realidad socioeconómica, crisis y penurias, provocando el enfrentamiento entre españoles.

En la actualidad esta pandilla con derecho de pernada en las arcas publicas, dirigiendo a la plebe cual borreguito con pocas luces y, que en su condición divina de iluminados por los dioses partidarios, se creen que lo hacen con derecho adquirido ha realizar actos propios de los antiguos piratas.

Lo triste de esta situación, es que seguimos permitiéndolo como si siguiéramos siendo aquel pueblo ignorante y buscavidas, de calles enfangadas y sin pavimentar y no el pueblo moderno, inteligente, con acceso a la formación y a la educación, aunque elementos con patente de corso en las Administraciones se empeñen en lo contrario, favorecidos por derecho familiar y buena cuna.

Vemos continuamente que la justicia no es igual para todo el mundo, por mucho que nuestra Constitución así lo diga bien alto en sus artículos principales, seguidos de los derechos de la ciudadanía patria. La Dama de La Justicia se creó con los ojos vendados por púdicos trapos en los cuales se ponía en conocimiento de la humanidad que ella era ciega a cualquier condición por otro. Pero se olvidaron de sus oídos y estos oyen en demasía por un lado y causa discapacidad, digna de la Ayuda de la Dependencia, para con según que nombres.

Los personajes que tienen patente de corso en las instituciones ,se escudan en que es normal que les regalen flamantes obsequios por parte de desinteresadas personas, que se preocupan de lo poco que cobran sus señorías y lo mal que saldrán de sus cargos a la actividad privada, la cual muchos de ellos no han dejado.

No hay de que preocuparse, esto pasara como han pasado otras cosas. Nadie pagará por ello, bueno eso no es cierto ,ya que los impuestos están para eso, para sufragar las contratas que los corsarios públicos están proporcionando a esos desinteresados ciudadanos que solo piensan en enriquecerse ilícitamente con el dinero de los ciudadanos de este país.

Están destruyendo los pilares fundamentales de una pacífica convivencia: la moral, la cultura, la educación, la sanidad. ¡Enhorabuena!

Se han apoyado y siguen apoyándose en las burguesías nacionalistas para sacar adelante sus políticas, por lo que cada vez, España esta más dividida e hipotecada por los favores que tendrán que devolver a dichas burguesías. ¡Enhorabuena!

Estos dirigentes políticos no son dignos de la transición, están dilapidando el patrimonio político colectivo recibido, se pasan las legislaturas ajustando cuentas pasadas, su legado es el enfrentamiento entre los ciudadanos, territorios, lenguas, etc, asistimos al desmantelamiento del Estado como garante de los derechos fundamentales de los ciudadanos.

Esta clase política que nos gobierna tanto en el Estado como en las distintas CC.AA. nos imponen una democracia de “cara y cruz” en la que cada uno espera con anhelo la alternancia en el poder, pero no nos proponen alternativa alguna para convivir, para entendernos entre nosotros, en definitiva para razonar.

Los ciudadanos nos encontramos en medio de un fuego cruzado que nos perjudica, nos hiere y no nos da sosiego alguno, siempre con problemas, sobresaltos, prejuicios, intereses, corrupción, xenofobia, etc.

No se afrontan las cosas públicas con reflexión y seriedad, los grandes partidos PP – PSOE se lo plantean todo con ansiedad, la ansiedad del momento, llegando a producir una profunda depresión a la ciudadanía apuntalando el concepto de “O Yo o el Caos”.

Tenemos por tanto el deber de posibilitar una Alternativa real, con ilusión, trabajo y honestidad, porque al final son los ciudadanos libres e iguales quienes deciden.

Oscar Aliaga

viernes, 26 de marzo de 2010

Sólo él es eterno


Nos ha llegado una nueva primavera, ya está aquí otra semana santa y dentro de nada otro mundial. Qué buenas vibraciones tenemos todos los futboleros en esta ocasión y... ¡cómo pasa el tiempo, caramba! ¡cómo pasa el tiempo!. Nos lo van a decir a nosotros, que nos creíamos unos chavales hasta hace poco y ya nos hemos convertido en abuelitos de pro. Pues hablando del tiempo y como transcurre: Si nos preguntaran, cuál es la edad del Universo, ya sabemos lo que tenemos que responder: 13.700 millones de años. 

Sin embargo, amigo lector, la cosa no es tan sencilla si volvemos a preguntar qué es lo que había antes, ¡¡sí, antes!!, por ejemplo, un segundo antes, un año antes, o un siglo, o un millón de siglos antes. Tal vez se nos responda que no había nada, pues no había universo, que nuestra pregunta está mal enfocada, pero... ¿cómo lo sabemos? ¿ y si hubiera habido otro Universo hace 50.000 millones de años, por ejemplo, con su correspondiente big-bang, con su correspondiente explosión, expansión e implosión? ... y aunque no hubiere existido, la pregunta podría realizarse perfectamente, porque el Tiempo como concepto es infinito... y siempre habrá "un antes de cualquier cosa" y "un después de cualquier cosa". Pero el Tiempo permite aún mucho más. Todo cuerpo real debe extenderse en cuatro dimensiones. Debe tener Longitud, Anchura, Espesor y... Duración. No existe ningún objeto “instantáneo”. Pero por una flaqueza natural de la carne, todos nos inclinamos a negar este hecho.   

El Espacio, tal como lo entienden los matemáticos, ha sido catalogado poseyendo tres dimensiones. Pero algunos espíritus filosóficos se han preguntado por qué exclusivamente “tres dimensiones”... por qué no "una cuarta dimensión". El caso es que, sobre una superficie plana que no tiene más que dos dimensiones, se puede representar la figura de un objeto de tres dimensiones. Así, partiendo de imágenes de tres dimensiones, podríamos representar una de cuatro. Supongamos, ahora, una serie de retratos de la misma persona a los ocho, a los quince, a los diecisiete, a los veintitrés años, y así sucesivamente. Estaríamos representando en tres dimensiones a un ser de cuatro dimensiones; a nosotros mismos, por ejemplo, en el transcurrir del tiempo.
 
El Tiempo, en sí mismo, es una dimensión conflictiva. No se puede viajar a través de él sin interferir en unos hechos que ya han ocurrido o que se hallan programados. Algunos autores han querido soslayar este problema imaginando a un viajero a través del Tiempo como un mero espectador, separado de la época a la que viaja por una invisible barrera que le imposibilita mezclarse con los acontecimientos ya pasados; y transformarlos, es uno de los mayores alicientes de novelas y películas. 

El Tiempo puede ser imprevisible, incierto, desarrollarse simultáneamente con múltiples variaciones, sin una ordenación lineal. Pero aún más, puede ser circular, lineal, serial, discoide, sizigoso, longuípedo o pandiculado... y cada una de estas posibles características ofrece un camino apasionante, con miles de variaciones que explorar. Después de leer esto último, amigo lector, nuestra pregunta del comienzo sobre la edad del Universo nos va a parecer ahora de parvulario.

El Tiempo como concepto es infinito, porque siempre habrá un segundo posterior al momento final, aunque nadie sea testigo de ello. Siempre existirá una posibilidad de que, habiéndose extinguido ya nuestro universo, alguna "otra cosa" pueda surgir en un momento comprendido dentro de la eternidad. Eternidad y Tiempo son conceptos y significados inseparables y ambos se funden en una sucesión de momentos infinitos. Porque al contrario de todo cuanto existe -solo a falta de descubrir un día a Dios -el Tiempo es lo único que nunca tuvo un comienzo y nunca tendrá un final.  

miércoles, 10 de marzo de 2010

The Known Universe.

Hace apenas unas semanas, el Museo Americano de Historia Natural colgó en la red este espectacular vídeo, una reconstrucción informática que muestra un "viaje" desde la superficie de la Tierra hasta los límites del universo conocido.
Lo que hace que este vídeo sea único y diferente a la mayoría de los que se han hecho hasta ahora es que todo lo que en él aparece está basado en datos reales. Es decir, que no se trata de un vídeo "artístico" realizado según simples criterios estéticos, sino de una auténtica reconstrucción, pieza a pieza, de todo lo que sabemos sobre el universo en que vivimos.
Todo, desde las trayectorias de los satélites que orbitan la Tierra, hasta la posición de todas las estrellas, galaxias o lejanísimos quasares, está basado exactamente en los datos que tenemos sobre cada uno de esos objetos. O para ser más precisos, en los datos del Sloan Digital Sky Survey, que componen la que quizá sea la visión más completa del universo de que disponemos hasta el momento.
A pesar de todo, y debido a la posición geográfica en la que se encuentra el telescopio de dos metros y medio del Apache Point Observatory, en Nuevo México, que es el que utiliza el Sloan Digital Sky Survey, existen zonas "oscuras", es decir, áreas del universo que el telescopio, físicamente, no puede observar. Por eso, en el vídeo, la distribución de las galaxias observadas tiene la forma de dos conos unidos por la punta (el punto de unión es la Tierra), y el resto aparece en negro.
En total, el trabajo comprende casi un millón de galaxias y más de 120.000 quasares. El viaje, que comienza en el Himalaya, termina en el límite mismo de lo que podemos observar con los instrumentos más potentes de que disponemos, los ecos del Big Bang, a 13.700 millones de años luz de distancia, y sirve para que todos nos demos cuenta, de una forma directa y visual, de lo insignificantemente pequeño que es nuestro mundo, incluso nuestra galaxia, si se compara con todo lo que hay "ahí fuera"...

Enviado por: Ana M.


lunes, 11 de enero de 2010

La princesa del Paraíso y el infierno de Sagan



En estos días navideños me he vuelto a ver, por enésima vez, varios capítulos de la inolvidable serie Cosmos. ¡Qué suerte tuvimos los de mi generación de poder presenciar en su estreno la mejor serie, sin duda, de divulgación científica que ha existido!.

De los trece capítulos de los que consta la serie de Carl Sagan, uno de los que he vuelto a ver es el dedicado al “Lucerito del Alba”. Si, a Venus. Los que lo hayan visto recordarán una imagen terrible -simulada claro está- sobre como veríamos ese mundo si estuviésemos posados en su suelo. Y si pudiésemos obrar el milagro, también, de evitar freírnos en el intento.

De entre todos los astros que brillan en el firmamento, es Venus, después de el Sol y de la Luna, el que resplandece con más intensidad en nuestras noches y, en particular, en los atardeceres y amaneceres terrestres. Tanto es así que, cariñosamente, recibió el bonito apodo de "El Lucero del Alba. Afrodita para los griegos y Venus para los romanos representaba a la diosa del Amor. Y es que, esa luz cautivadora parecía transmitirnos las cosas más bellas que en el Universo puedan existir.

Conforme la Astronomía fue aportándonos datos y más datos, nuestros conocimientos sobre el Sistema Solar fueron ampliándose. Pero el planeta de la hermosa diosa del amor tardó mucho en desvelar sus misterios. La densa capa de nubes que rodea el planeta no permitió al ser humano conocer detalles de este astro hasta épocas relativamente recientes. Venus, entre vanidosa y seductora, entre mujer y diosa, nos privaba de admirar su belleza, a la vez que nos cautivaba ante el embeleso y embrujo de lo inalcanzable y prohibido. Solo nos permitía soñar con lo que se pudiera esconderse tras esa luz tan hermosa.

En mi despacho guardo con cariño cuatro novelas sobre Venus cuyo autor es Edgar Rice Burroughs, una de las mentes mas imaginativas de la fantasía humana. Fue el creador de Tarzán, también de John Carter, héroe en nuestra juventud y protagonista de fascinantes aventuras sobre Marte, el planeta rojo, que Burroughs bautizó en sus novelas con el nombre de Barsoom. Burroughs también fantaseó sobre Venus: el aventurero en este caso era Carson Napier y el mundo donde se desenvolvía, es decir Venus, Amtor para Burroughs, era un mundo repleto de frondosos bosques y que haciendo un servidor tareas de extrapolación puedo imaginármelo muy similar al que nos muestra James Cameron en “Avatar”: Exóticas flores, variopinta vegetación con tonalidades cromáticas de ensueño. Dicho de otro modo: Burroughs nos mostraba a través de Venus, casi, casi, el paraíso. En medio de todo ello, la princesa Duare, larga melena, cabello negro, la princesa del paraíso, del planeta del Amor.


Pero el ser humano no se conforma con soñar, quiere también saber, conocer. Y quiso ver lo que Venus era realmente y al igual que hizo con los demás planetas del Sistema Solar, decidió enviar sondas espaciales que suministrasen información real y fidedigna. Y la ciencia, que no entiende de ensoñaciones -por eso es ciencia y por eso le debemos tanto- nos advirtió de la cruda realidad. Y la Venus celeste no pudo por más tiempo ocultar su misterio. Sucedió como aquella princesa de los cuentos de la que solo descubrimos su verdadero rostro al romper su hechizo mágico. Pues bien, el planeta dedicado a la diosa griega nacida de la espuma del mar desveló sus secretos y su rostro. Y desde aquel día Venus ha sido algo distinto para todos los que habíamos fijado nuestra ingenua mirada en ella. Porque esto es lo que descubrimos.

"Venus es un mundo aterrador. Posee una atmósfera 22 veces más densa que la terrestre y compuesta de solo un 4% de oxígeno, 1,6 de vapor de agua y el resto probablemente de anhídrido carbónico. La temperatura en su superficie es de 480: C., o sea dos veces mayor que la parte más caliente de un horno de cocina normal. Grandes áreas del planeta deben de estar literalmente al rojo vivo. Esta temperatura tan elevada es debido al conocido "efecto invernadero", es decir que el calor entra en el planeta, pero debido a su densa atmósfera, no puede salir de allí. Una atmósfera rica en dióxido de carbono y que es responsable de presiones atmosféricas espantosas en su superficie. Un hombre que estuviera sobre el planeta, suponiendo, repito, que por algún medio pudiera evitar freírse, achicharrarse o asfixiarse, estaría sujeto a la misma fuerte presión que un buceador sin escafandra a la incómoda profundidad de 75 metros bajo el mar. La presión atmosférica es alrededor de 100 veces mayor que en la Tierra.

¡Ah!, y desde su superficie nunca puede divisarse una estrella, ya que nuestra vista tan solo alcanzaría unos pocos metros".


¡Ay, que desilusión tan tremenda!. Nuestro "Lucero del Alba" convertido en un mundo tan horripilante. Es como si nos hubiesen arrancado de cuajo aquellas ilusiones infantiles de nuestro corazón. Como si nos hubiesen despertado bruscamente de un bello sueño en el que mirábamos encandilados el cielo con la esperanza de descubrir un mundo mejor que el nuestro. ¡Qué desilusión tan cruel saber, sin margen de error, que nuestro Lucero del Alba es un lugar repleto de gases irrespirables, piedras llameantes, lava y fuego!.

Nosotros que habíamos imaginado a Venus, repleto de hermosos ríos y lagos, frondosos bosques, verdes valles, fantásticos y multicolores jardines salpicados con exóticas y aromáticas flores; un lugar de dulces amaneceres y pintorescos atardeceres. Un paraíso de ensueño donde no debía faltar, en medio de todo ello, una adorable princesa en honor al planeta del amor: la Duare de Burroughs iba como anillo al dedo mientras envidiábamos de su buena suerte a Carson Napier. Pero no, no existe en Venus tal paraíso, ni Duare, ni princesa alguna. Al igual que tuvimos que convencernos que en Marte nunca hallaríamos ni canales, ni hombrecillos verdes, tampoco en Venus contemplaremos jamás un atardecer, ni una flor.

Cuando a Carl Sagan, que fue asesor científico de la NASA durante mucho tiempo y uno de los investigadores que mejor conocía y más datos recogió sobre el planeta Venus, le preguntaron con qué compararía a Venus, no lo dudó ni un segundo: “con el infierno”.

¡Qué cruel fuiste Sagan! ¡El planeta del amor, un infierno!. No podía ser más decepcionante la realidad. Y sin embargo, Sagan no nos engañaba. ¡Dios mío, qué vacíos y muertos se nos presentan esos mundos que vamos descubriendo!. ¡Qué lugares tan desolados donde habíamos depositado toda nuestra fantasía! ¡Qué horror donde habíamos imaginado tanta belleza!.

Y como otras tantas veces, después de ver el capítulo en cuestión, vuelvo a fijarme en nuestro “lucerito del alba”. Una tarde de estas volví a levantar la mirada buscándola. Allí estaba, en este frío enero alicantino que atravesamos. El cielo en esta época del año está más limpio que en otros meses. Es un prematuro atardecer, miro hacia el Este, hacia el mar, hacia el mediterráneo, ahí brilla, sobre el mar.

Ignorante de nuestras dichas y congojas, allí sigue Venus, imperturbable. Lo ha estado así desde Asurbanipal hasta Obama. Distante de nuestros cuatro millones de parados, de las aspiraciones separatistas de Laporta ó de los devaneos amorosos de miss Iris Robinson.

Manuel Capella

domingo, 13 de diciembre de 2009

¡Platillos Volantes!


Hace pocos días volvieron a dar por la 2 la película “Platillos Volantes” . No sé ya si por cuarta o quinta vez volví a verla. La verdad es que la película en sí no es gran cosa, pero cuando sucedieron los acontecimientos que en ella se relatan, quien esto escribe, estaba llegando a la veintena de años. Lo que allí se cuenta reactiva una serie de añoranzas, recuerdos y vivencias de una época: la de principios de los setenta, tiempos marcados, entre otras muchas cosas, por ser la época dorada de los “platillos volantes”.

La película que comienza con tintes de comedia acaba convirtiéndose, no podía ser de otra forma, en un auténtico drama. La historia muy resumida es la siguiente: en 1972 y en el kilómetro 335 de la vía férrea Tarrasa-Barcelona, muy cerca del apeadero de Torrebonica, fueron descubiertos los cadáveres decapitados de José Felix Rodríguez Montero, y Juan Turú Vallés. Ambos pertenecían a una asociación, liderada por el primero, dedicada al estudio de los OVNIs. Sin embargo, lo que comenzó como un hobby, terminó degenerando en una obsesión. José Felix Rodríguez, que terminó por creerse un extraterrestre reencarnado, practicaba asiduamente la OUI-JA y otras técnicas de supuesto "contacto extraterrestre", llegando a crear una particular cosmogonía, en la que el viaje a Júpiter era posible -según su delirio- abandonando en esta planeta el cuerpo físico. "Los Extraterrestres nos llaman” fue lo último que escribieron antes de colocar sus cabezas sobre los raíles del tren.


Aquellos años estuvieron marcados por la guerra de Vietnam, por el movimiento hippy, los viajes a Ibiza, Donovan y la isla de Wight, Nixon y Breznev, Jiménez del Oso y Antonio José Alés, Antonio Ribera y Fernando Sesma Manzano, la primera etapa de Benítez, la misión Rama y Sixto Paz, Star Trek y el señor Spock, el alunizaje del Apolo XI. Todas las circunstancias se daban para ser la época, la gran época, de los Platillos Volantes. Y en medio de todo aquél entorno, un servidor que hacía su irrupción en él. Fue frecuente mi relación y amistad con bastantes contactistas, con la ouija, con la escritura automática, con los informes de Ummo, con una de las mejores personas que he conocido, Luis Jiménez Marhuenda, uno de los presuntos contactados de los hombres altos, rubios, de ojos azules y voz gangosa debido a la atrofia de sus órganos fonéticos dado el empleo de la telepatía en su comunicación: los ummitas.

Todas las cosas, o casi todas, tienen su anverso y su reverso. Las épocas también. Lo que se relata en Platillos Volantes muestra la cara más sombría de aquella, es cierto. Pero no todos nos adentramos en la “new age” dispuestos a poner nuestra nunca en una vía a las primeras de cambio. Los movimientos espirituales y esotéricos de los años 70 buscaron un mundo mejor que no encontraron y que hoy, unos pocos tan solo, siguen buscando. Dudo si la gente es hoy más feliz que entonces. Creo que no, pero puedo estar equivocado. Prefiero la ingenuidad a la violencia, y el idealismo a la brutalidad. En aquella época se pretendía cambiar nuestro mundo por otro mejor, hoy esas aspiraciones son letra muerta, despojos zarandeados por el oleaje manso.


La escena final de “Platillos Volantes” no solo me encantó sino que me parece la única posible y además plenamente coherente con toda la trama anterior. Aquella juventud de los setenta buscó valores en otros mundos y en otras dimensiones. No las encontró porque tal vez ambas cosas no existan o sean, de momento, inaccesibles. Pero sintió la necesidad de cambiar algo, lo intentó. Sin embargo, soy de los que cree que una crisis social y económica como la que ahora vivimos viene determinada y precedida por una crisis de valores. Prefiero los "más allás" de don Fernando a las "norias" de don Jordi.

Se nos va un año más. Para mí éste ha sido un año de contrastes. Nació mi primer nieto. Falleció mi madre. Así es la vida. Como alguien interpretó: esto no es más que un constante ir y venir. Hoy, en estos tiempos que corren, sin platillos volantes.

Manuel Capella

www.manuelcapella.net